Ciénaga de Lanier, un paraíso natural en Isla de la Juventud

Lunes, 9 de septiembre del 2024 / Fuente: Agencia Cubana de noticias / Autor: Lino Luben

La Ciénaga de Lanier, localizada en Isla de la Juventud, es el segundo humedal más extenso de Cuba, solo superado por la Ciénaga de Zapata. Este ecosistema se transforma en un vibrante refugio de vida cada año durante la temporada lluviosa, convirtiéndose en un importante hábitat para aves migratorias y locales que llegan a anidar.

   Perteneciente al Área Protegida Sur de Isla de la Juventud y Sitio Ramsar en 2002, este refugio de fauna —por su categoría de manejo— se caracteriza por su relieve llano y ubicación geológica entre los sistemas Jurásico y Cuaternario. 

   Con una altura promedio de solo cuatro a cinco metros sobre el nivel del mar, alberga una notable diversidad biológica, incluyendo 556 especies de plantas superiores, de las cuales 105 son endémicas, y tres son exclusivas del sur de la isla.

   Es igualmente impresionante la riqueza faunística de este gran pantano, a cuyos límites costeros llegan a anidar también quelonios, como la tortuga verde (Chelonia mydas) y la caguama (Caretta caretta). En ese enclave se registra un inventario de moluscos que incluye al menos 23 especies y dos subespecies endémicas. 

   Además, se han documentado 20 especies de reptiles, entre ellas el cocodrilo americano (Crocodylus acutus) y el cocodrilo cubano (Crocodylus rhombifer).

   Los mamíferos también encuentran su lugar en este ecosistema, con tres especies de jutías y varias de murciélagos. Durante las inundaciones estacionales, millones de invertebrados emergen entre la vegetación flotante, atrayendo a peces y aves acuáticas, lo que genera una explosión de vida.

   Con la llegada de diferentes criaturas en busca de alimento, los manglares que rodean la ciénaga se revitalizan. En sus aguas más claras, los manatíes se desplazan lentamente, contribuyendo al sostenimiento del ecosistema al mantener abiertos los canales que permiten el intercambio de aguas vitales para los habitantes de esa área.

   Este ejemplo perfecto de la interdependencia entre las especies de flora y fauna, hace que el humedal de importancia internacional se consolide como un referente para la protección de la vida silvestre en Cuba. Su conservación no solo garantiza la supervivencia de las especies del lugar, sino que también promueve la salud del ecosistema en su totalidad.



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