Economía circular, agricultura y turismo: Ponerle ciencia a la mesa

Sábado, 22 de junio del 2024 / Fuente: Cubadebate / Autor: Yunier Javier Sifonte Díaz

Llegar a la finca Margot, perteneciente al villaclareño José Ruperto Machado López de Castro, significa un descubrimiento constante. Aquí, los surcos de tomates que él le presenta a todos como la mejor muestra de la efectividad del humus de lombriz. Allá, el sembrado de una curiosa variedad de plátanos que impresiona por su anchura; un poco más lejos, unos boniatos de piel rojiza y homogénea. Dondequiera que se mire hay motivo para el asombro.

“Todo esto solo tiene humus de lombriz y lixiviado preparado aquí mismo, y la verdad que los resultados no pueden ser mejores. Nada me ha cogido enfermedades y el follaje de las plantas está muy bien”, dice este hombre de 58 años mientras recorre el terreno que conoce casi de memoria.

Cuando hace apenas unos años la cría de cerdos se le hizo prácticamente imposible ante las limitaciones con el alimento, decidió probar en otros caminos. Entonces su finca de solo 2.83 hectáreas se convirtió en el lugar para reinventarse, y lo que hasta entonces fueron cebaderos los transformó para iniciar el sendero de la producción de humus de lombriz. La experiencia de 40 años trabajando las mismas tierras estaba de su lado.

José Ruperto muestra buenos resultados en la lombricultura. Foto: Rafael Cruz/Telecubanacán.

Justo a un lado se encuentran las naves para producir el humus, donde una especie de canteros llenos de tierra ocupan la mayor parte del espacio. Encima tienen materia orgánica, pedazos de cartón, hojas de ramas. Debajo, casi imperceptibles, las lombrices en su constante trabajo. Cualquiera pensaría que requieren poca atención. Sin embargo, resulta todo lo contrario.

“Esto no se trata de poner las lombrices en los canteros y ya. Hay que controlar la temperatura del suelo, su composición, la humedad y la cantidad de alimentos disponibles en cada parcela, porque si no estamos esforzándonos en vano”, explica José Ruperto.

Solo desde diciembre a la fecha, de su finca ya salieron más de diez toneladas de humus de lombriz y otra buena cantidad de lixiviado. Y sus resultados son tan alentadores que ya otros campesinos y algunas instituciones quieren imitarlo.

“Varios pequeños agricultores se han motivado con este proyecto y poco a poco se suman a la idea. Es que se dan cuenta que una buena lombricultura puede garantizar gran parte del abono al lado del surco”, afirma.

José Ruperto habla por su propia experiencia en el empleo del humus de lombriz en los terrenos de su finca, pero todavía le queda otra razón para defender su valor. El protagonista vuelve a ser él, pero esta vez no está en los surcos que rodean su hogar. Ahora está en el Hotel La Granjita, uno de los más concurridos de Santa Clara, y donde este hombre levantó una casa de cultivos para demostrar cuánto puede hacerse aun con los recursos a la mano.

En la finca también hay espacio para variedades poco expandidad del plátano. Foto: Rafael Cruz/Telecubanacán.

La idea surgió a partir de los convenios entre los sectores del turismo y la agricultura en Villa Clara, pero enseguida llegó a José Ruperto en su rol de abanderado. Entonces escogió una pequeña porción de tierra ubicada dentro de las mismas instalaciones del hotel y allí lo apostó todo.

“Cuando llegué aquí no había nada. Solo áreas verdes del hotel. Me costó mucho trabajo meter las tierras en camino, pero ya tienen otras condiciones y ahora pueden producir más. No obstante, de aquí ya tengo las primeras cosechas y ahora puedo entregar más productos”, apunta.

La idea es muy sencilla: aprovechar los beneficios de los abonos orgánicos para garantizar en el mismo hotel un grupo de productos necesarios para la cocina. De tal modo, la iniciativa asegura no solo la frescura y sanidad de los alimentos, sino que además implica un nulo empleo de combustibles para trasladar las mercancías.

De la tierra a la mesa

El Hotel "La Granjita" es abanderado en el turismo sostenible. Foto: Rafael Cruz/Telecubanacán.

Esta no es la única iniciativa puesta en práctica por el hotel para garantizar eficiencia y protección en el entorno. El nulo empleo de productos químicos en la casa de cultivo, el reciclaje del vidrio y el aluminio desechado durante la actividad turística y la instalación de calentadores solares para todas las habitaciones forman parte de una estrategia que no se detiene.

Como parte de esos proyectos, aquí le hallaron utilidad a la planta de tratamiento de residuales de la instalación, un sistema que ahora sirve de fuente para regar las plantaciones de José Ruperto. El agua que antes iba hasta un río cercano, ahora regresa al campo y abona la tierra.

Asimismo, la entidad potencia uno de sus restaurantes, ubicado al aire libre y por tanto sin necesidad de emplear equipos de climatización, como otra manera de sostener una gestión hotelera amigable con el medio ambiente.

Esa idea la defiende Onay Gómez Rodríguez, el director general de la instalación, mientras explica que además de utilizar los productos cosechados en la casa de cultivo, el lugar apela a la comida hecha al carbón.

“La idea de nuestro hotel es garantizar el mayor ahorro de recursos posibles, ser amigables con el medio ambiente y a la vez ofertar un servicio de calidad y con alto valor agregado. De hecho, esta opción de un restaurante al aire libre ha tenido gran aceptación tanto por clientes nacionales como extranjeros”, apunta

Ciencia para el desarrollo

La Empresa Provincial de Materias Primas es una de las líderes en la economía circular. Foto: CMHW.

Rectorados por la Delegación Provincial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, en Villa Clara aparecen otros proyectos territoriales de organización, enfocados a la calidad ambiental, la biodiversidad o el manejo de la Tarea Vida para el enfrentamiento al cambio climático. Es parte de una estrategia colectiva que busca fomentar el respeto al entorno, la resiliencia y el manejo sostenible de los recursos.

Lourdes María Castelo Valdés, subdelegada de Medio Ambiente en la institución, maneja estos conceptos a la perfección. Según dice, gracias a esa proyección ya se han identificado más de 50 entidades en el territorio, tanto de carácter estatal como privado, que fomentan la economía circular.

Entre ellas destacan sectores como las ramas industriales de alto potencial destinadas al reciclaje, los envases y embalajes, así como al sector azucarero. De igual forma tienen una mirada especial los sectores agroalimentario, la construcción, los residuos sólidos urbanos y el turismo.

“Para conocer los primeros resultados creamos fichas descriptivas para cada entidad, en las que evaluamos aspectos como la eficiencia en el uso de los recursos, los indicadores de economía circular en las finanzas, los impactos ambientales y los resultados sociales. De forma general, todas las empresas mantuvieron sus procesos productivos con calidad”, apunta.

El proyecto ya entrega sus primeros resultados palpables. Así, por ejemplo, la Empresa Provincial de Materias Primas avanza en el reciclaje de desechos para la elaboración de madera plástica; algunos emprendedores reutilizan los cortes de pieles imposibles de utilizar en la producción de zapatos y los convierten en guantes, mientras otros organismos dedicados a la construcción reciclan elementos de hormigón y los transforman en cemento mortero.

Desde el punto de vista financiero, la gran mayoría reporta ganancias y reducción de los costos de sus producciones. Asimismo, en el plano ambiental también se reportó una disminución considerable en la generación de desechos sólidos, e incluso varias entidades los redujeron a cero.

Como parte de las acciones estatales para proteger el entorno, la Ley 150 del Sistema de los Recursos Naturales y el Medio Ambiente, sirve de sustento para acciones como estas. El documento busca integrar la dimensión ambiental en los planes de desarrollo integral de cada territorio, mientras promueve el patrimonio ambiental. Es una misión que requiere trabajo constante y mucho amor.

“Una de las actividades fundamentales dentro de la educación y cultura ambiental dentro de los programas de recursos naturales y medio ambiente está el incentivo de desarrollar estas acciones y sumar empresas para que todas tengan estrategias en función de la protección del medio ambiente. La red de formación ambiental en Villa Clara juega un rol fundamental en esta actividad”, explica.

Es apenas una experiencia sobre cuánto más puede hacerse desde lo local para cuidar el entorno y potenciar la eficiencia económica. Otros caminos también pueden emprenderse, aunque en cada uno de ellos el desarrollo con recursos propias y el empleo de la ciencia y la innovación para garantizarla, resultan elementos claves.



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